sábado, 3 de mayo de 2014

RUTA ORNITOLOGICA POR CEUTA: CHAGRAS, BULBULES Y BUSARDOS MOROS

  El pasado sábado 26 de abril vino a visitarnos un colega madrileño, José Ramón Martín. El objetivo era ver nuestras aves singulares, el Bulbul naranjero (Pycnonotus barbatus), el Busardo moro (Buteo ruffinus), el Herrerillo africano (Parus tenerifae), el Pinzón vulgar subespecie africana (Fringilia coelebs africana) y el escurridizo Chagra del Senegal (Tchagra senegalus). Además de ellos, también tenemos nuestras dos joyas marinas, la migración del Charrán bengalí (Thalasseus bengalensis) y de la Pardela cenicienta (Calonectris diomedea), pero estos fenómenos se dan en postnupcial por lo que no era el momento adecuado para verlos.

  No tuvimos que esperar demasiado para obtener las primeras observaciones interesantes. Después de recoger a José en el Hotel Tryp (para los interesados, pasaje de barco, una copa en el Casino de Ceuta y una noche en Hotel de 4 estrellas compartiendo habitación doble, 70 € por persona), nos dirigimos al Azud del Infierno, nuestro maltrecho "pantanillo". Allí, nada más llegar, levantamos una Garza imperial que sesteaba en la orilla; poco después, aparecieron el Herrerillo africano y un Bulbul naranjero, que bajó a uno de los comederos que le tienen preparado nuestros amigos los fotógrafos. Salieron del agua tres Martinetes, cantó un Ruiseñor bastardo y un Gavilán sobrevoló con una presa en sus garras. La mañana empezaba bien. Antes de marcharnos vimos también Curruca capirotada, Cernícalo común, Garcilla bueyera y el Pinzón vulgar, el tercer objetivo cumplido.

Pycnonotus barbatus (Foto Chema Cárceles www.avesdeceuta.com)

Parus tenerifae (Foto Chema Cárceles www.avesdeceuta.com)

Fringilia coelebs africana (Foto Chema Cárceles www.avesdeceuta.com)

Parus tenerifae y Fringilia coelebs africana


  Desde allí partimos a la Zepa del Arroyo de Calamocarro, y por el camino observamos en la playa Gaviota patiamarilla, Cormorán grande y Garceta común. Una vez aparcados los coches, iniciamos una ruta a pie de unas tres horas. Al principio, en la parte baja del arroyo vimos todo tipo de paseriformes, los ya vistos anteriormente en el Azud y, además, Papamoscas gris, Verdecillo, Verderón, Oropéndola, Mirlos... Uno tras otro iban cruzándose en nuestro camino, haciendo que el paso fuese lento, con continuas interrupciones para no perdernos nada.


 A partir de ese momento empezó la subida y, nunca mejor dicho, el camino de cabras, porque Pepe Navarrete decidió que para llegar a la "Tortuga" lo mejor era dirigirnos por una especie de sendero inexistente, con unas pendientes superiores al 20% ¡Con lo fácil que hubiese sido volvernos sobre nuestros pasos y hacer la subida en coche! Cuando llegamos a la pista de la lastra se suavizó el camino;  recuperado el resuello nos dio tiempo de mirar al cielo y observar como, por encima del Yebel Mussa, sobrevolaban un grupo de 75 Cigüeñas blancas, hecho que nos produjo gran extrañeza por lo avanzado de la primavera. Se intuía migración al otro lado de la montaña, pero por nuestra parte solo alcanzamos a ver un Abejero europeo, un Aguililla calzada y algunos Cuervos (Corvus corax tingitanus). Seguimos ascendiendo y llegamos hasta el Mirador de Santa Isabel, donde nos hicimos unas fotos para el recuerdo.


  Antes de comenzar la bajada continuamos un poco más hasta la ladera sur, la que da a la zona fronteriza con Marruecos, y allí nos esperaban algunas especies nuevas, Abejarrucos, Petirrojo, Agateador y Chochín. Aunque todavía no había ni rastro del Busardo moro, en la bajada nos esperaban nuevas emociones. Para empezar nos sobrevolaron entre los árboles, a menos de 20 metros de altura, dos Milanos negros, pero fue ya casi en la parte baja donde conseguimos oír al Chagra, aunque tan solo una vez nos respondió a los "cantos" de nuestros móviles. Mientras aguzábamos el oído por si conseguíamos localizarlo, nos apareció un águila de gran tamaño y alas anchas cuya identificación nos trajo de cabeza todo el día. A los cuatro que allí estábamos en ningún momento nos pareció una culebrera, sin embargo, una vez analizadas las fotos de Andrés Martínez el consenso es que sí lo era. Parece como si las fotos hubieran captado algo diferente a lo que vimos...





  Pasadas las dos de la tarde nos dirigimos al Bar Lusitano para disfrutar de unas cervezas acompañadas de unas buenas tapas (sardinas, conchas finas, corazones, boquerones al limón, coquinas...), y después nos encaminamos hacia el Monte Hacho para hacer un último esfuerzo en la búsqueda del Busardo moro. Nos apostamos en la parte del faro, desde donde se divisa toda la Bahía sur y la costa de Marruecos, y desde allí observamos como una rapaz se escondía entre los árboles acosada por una gaviota. ¡Por fin! Allí estaba el Busardo moro, que se había hecho de rogar más de la cuenta, aunque se encontraba muy lejos para observarlo con detalle. Nos acercamos un poco, hasta unos 200 metros de distancia, pero al estar posado en un árbol no se tenía una buena imagen; hasta que, cerca ya de las cinco de la tarde, en la parte alta del monte apareció otro ejemplar defendiendo su terreno de un Aguila calzada que pasaba por allí en su migración. Como José cogía el barco de las cinco y media, subimos a buscarlo y, cuando llegamos a la zona donde estaba, levantó el vuelo y esta vez si conseguimos observarlo a corta distancia y en buenas condiciones. ¡Objetivo cumplido! De las cinco especies buscadas observamos cuatro y a la otra la conseguimos escuchar (Como no hicimos fotos aprovecho otra de Chema Cárceles).

Buteo rufinus - (Foto Chema Cárceles - www.avesdeceuta.com)


  Caprichosa que es la vida, dos días después, el lunes 28 de abril Pepe Navarrete capturó en la Estación de Anillamiento Punta Blanca un Chagra del Senegal, que cayó en su red japonesa sin que fuese buscado. Pepe nos mandó esta foto de la desconfiada y escurridiza ave.

 Tchagra senegalus - (foto José Navarrete)





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